este jardín
Ubico mis dedos en la piel vestida de desastre. Algunas manos recorren el territorio circular e inapropiado de mi cabeza, solo yo puedo sentirlas. He llorado porque los límites de mi cuerpo no me permiten derramarme, porque si mis manos fueran hierba este jardín permanecería muerto desde siempre.
El cuerpo sufre. Le he visto temblar y pedir permiso para deshacerse, para dejar de sostener la prenda que nunca olió a jazmín, la flor favorita de mi madre. Hay una cuerda, una delgada línea, que tira de mi cabeza obligándome a permanecer erguida. Si esa cuerda se parte, posiblemente pronto lo hará, todo el cuerpo caerá como una torre.
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Sobre la mano izquierda centenares de surcos abiertos, cerrados y abrazados sobre sí mismos. Dicen que es un cauce, pero en mi cuerpo no conozco el río porque no fue escrito en la memoria.
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cuaderno de notas, archivo 2023