el cuerpo convulso

He pensado en devorarme a mí misma y delimitarme en el espacio. La casa ha creado el lenguaje. Escucho a mi madre llorar, el cuerpo que ya no la toca ejerce algún tipo de presión sobre ella como si dos manos quisieran ahogarla. Últimamente la casa llena de frutas y hortalizas.

Me siento vacía, las extremidades de mis extremidades crecen, los límites no definidos de un cuerpo que contemplo como mío, habitáculo y propiedad. Me asisto ejerciendo la violencia verbal sobre lo que aparentemente soy, sobre lo que aparentemente tengo. La violencia física, en los apéndices, exacerbados miran con desprecio la escasa curvatura, picotean la lengua para que la historia se derrame sobre el lenguaje. Repito palabras como huérfana, mujer, raíz, ejercer, escritura y madre. Busco mi lugar de pertenencia.

Mi mano atenazada, el cuerpo convulso sobre el que me han visto crecer. Tengo la ropa interior manchada de un desecho que no reconozco como propio porque ni siquiera a mí misma me reconozco como mía.

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cuaderno de notas, archivo 2023

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